Con una
atmosfera casi “scorsesiana”, The Deuce
cuenta la historia de cómo la industria del porno se abrió paso hacia
la legalización. Está ambientada en una Nueva York nada glamourosa de 1971
entre las trabajadoras del sexo, los proxenetas, los drogadictos y la gente con
calle, y si bien se presenta ante el espectador a primera vista como “otro
drama televisivo”, es un trabajo finísimo de una intimidad sobrecogedora
anclada en una aguda observación de los detalles y en una narrativa que si bien
a veces puede volverse pesimista, no le quita las esperanzas ni a los
protagonistas ni al espectador.
Hay tal
riqueza de personajes en esta serie que hacer un resumen muy específico sobre
la trama me parece un despropósito. Lo importante es tal vez, que en el centro
de todo lo tenemos a James Franco con una interpretación impecable de los
hermanos gemelos Vincent y Frankie Martino. El primero, un barman que se acaba
de ir de su casa y abandonar a su esposa e hijos y el segundo, un jugador
compulsivo con deudas enormes que llevan inevitablemente a que cada tanto algún
acreedor le quiera cobrar a su hermano. Estos dos personajes necesitan plata y
se ven tentados por los negocios de una de las mafias que maneja la calle 42, a
saber: burdeles y películas porno.
En la multitud
de los demás personajes, el pilar principal es Maggie Gyllenhaal en la piel de
Eileen, que trabaja en la noche como Candy, no tiene proxeneta y se está
cansando de las calles por lo que trata
de abrirse paso en la industria del cine, en contraste con esto tiene un hijo
que vive con su madre, una mujer patriarcal que no pierde oportunidad para
mirarla con desaprobación por el trabajo que eligió
Es la historia
y la profundidad de los personajes lo que importa en The Deuce, que a veces se puede volver lenta pero si se persevera
la recompensa es grande aunque no deja de ser trágica. La serie funciona al
mismo tiempo casi como un trabajo de investigación sobre las dinámicas del
poder, el engaño y la explotación. En este mundo la sociedad se divide en ricos
y pobres, por lo que pasamos al menos la mitad de nuestro tiempo entre los que
no tienen (trabajadoras sexuales, principalmente, pero también mozos, actrices
y actores porno y cineastas independientes). Y constantemente se nos recuerda
que muchos de los personajes que se consideran a sí mismos
"poseedores", como los proxenetas, los policías y los mafiosos de
bajo nivel, solo se ajustan a esa descripción cuando se miden a sí mismos con
personas que son de alguna manera inferiores. Todos están tratando de
sobrevivir en un sistema que parece intratablemente codicioso y cruel. Y, para
parafrasear una línea de Los Sopranos, todos saben que la economía tiene la
forma de una pirámide: el dinero fluye hacia arriba, la mierda rueda hacia
abajo
Mientras que
Franco y Gyllenhaal son claramente las estrellas que llaman la atención, la
serie no es para nada solo sobre sus personajes. Hay escenas largas con
diálogos potentes que rebalsan de significado y tiene una uniformidad de tono
que nunca se desvanece, un motor de narración que está completamente arraigado
en el entorno. La Nueva York de la época se retrata con una atención
extraordinaria a la suciedad, a la basura, a los cigarrillos, a las bebidas alcohólicas
y al sudor, no hay falsas nostalgias por cómo solían ser las cosas. El sexo no
es sexy y no está tratando de serlo, los clientes son gordos y sudorosos y las
mujeres miran el reloj mientras intentan satisfacer a sus clientes lo más
rápido posible para maximizar su eficiencia así como también la del propietario
del burdel o el proxeneta que está recibiendo una parte (o la mayoría) de sus
ingresos. Y a pesar de las subtramas sobre personas explotadas tratando de
escapar o luchar contra sus circunstancias, no hay personajes que representen
anacrónicamente un punto de vista progresista moderno, algo que se ve cada vez
más en la televisión como un intento desesperado de los show runners por
encajar en la nueva maquinaria progre hollywoodense.
Este no es un
escenario donde el romance pueda florecer sino más bien un lugar de banalidad:
la lujuria, el sexo, el robo, la traición y la degradación ocurren, pero en total
normalidad y no como un gran drama. Los policías son corruptos, las drogas se
encuentran fácil y todos toman y fuman demasiado mientras hacen lo que pueden.
Los personajes son peligrosos y están dañados, ¿y qué? Solo son un eslabón más
en un lugar donde todo el mundo está tratando de sobrevivir con un poco de
dignidad.
The Deuce se puede ver por Flow On Demand, pero para todos los que no cuentan con este servicio abajo dejo los links para descargarla y verla online. Ustedes eligen!
Links:
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